(Zamba)
El día que tú me olvides,
me iré del pago cantando
la zamba que me enseñaste
bajo el alero del rancho.
Las urpilitas del valle
tendrán que llorar mi ausencia
el día que yo me vaya,
en busca de otra querencia.
ESTRIBILLO
Triste, muy triste,
me iré del pago querido.
Y el canto de aquella zamba
me hará presente tu olvido.
Cuando el cariño es sincero,
no hay que dudar sin motivos.
Yo, sin embargo, ando triste
pensando siempre en tu olvido.
Tal vez será tu hermosura
que dudo del juramento,
que me hiciste aquel día,
entrecortao el aliento.