La fortuna de mi tierra
tiene precio y no lo tiene
su moneda, solo su cantar.
Las vidalas y almas mulas
tejiendo dan su misterio,
por los parches trepa la ilusión.
Tal vez canta en su desdicha
tal vez canta en su esperanza
su garganta, sueño y salitral.
Ya despiertan los legüeros
y estallan los montes en salamanca
han parido las chacareras.
Eres lluvia chacarera
piel de rancho, cielo y tierra
luz que aromas por la soledad.
Con las alas de un orpila
rasgale tu cielo añoso
por tu coplas ríos vertiré.
Grito arisco del Salado
llamarada del Yalaco
violinisto te han de apadrinar.